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La Renuncia y sus consecuencias

En el año 2011, después de un año y seis meses decidí renuncia a la empresa para la cual laboraba. Una organización del sector farmacéutico me brindó la oportunidad de liderizar el departamento de Recursos Humanos, y siendo esta una gran opción para mi crecimiento profesional, fue más que necesario aceptar la oferta.


Me indicaron la fecha de ingreso, y a los días presento mi renuncia, iba a realizar el preaviso correspondiente, me senté como de constumbre en mi puesto de trabajo para adelantar los pendientes y levantar un informe para entregar el cargo.


No pasaron diez (10) minutos cuando se acerca la persona encargada y me despojó de la laptop, y me dió instrucciones que debía retirarme de la organización, que luego me informarían sobre la fecha de entrega de la liquidación de prestaciones sociales.


Esa acción que tomaron de desalojarme de la empresa, me hizo sentir fatal, quise llorar, pero me contuve, no me podía permitir mostrar mis emociones ante personas poco profesionales y fuera de cualquier nivel ético. Además tenía algo en manos que me hacía feliz, ya contaba con una gran oportunidad laboral, esa que me brindaba posición, crecimiento, desarrollo, aprendizaje y por supuesto mayores ingresos.


Después de varias semanas, me informan sobre la entrega de mi liquidación de prestaciones sociales, la entrega la hicieron fuera de las instalaciones, en un estacionamiento, me volví a sentir horrible, pero allí entendí, esta empresa no me merece, fue una empresa de la cual aprendí mucho, pero realmente no es la organización en la cual deseo estar. Siendo especialista en Recursos Humanos, estaba claro de los conceptos que debían estar reflejados en los cálculos, y me percaté que me faltaba dinero, hice la observación y la repuesta fue: "Si quieres, puedes ir a reclamar en la Inspectoria del Trabajo".


En mi posición y situación nunca he considerado asistir a la Inspectoría del Trabajo para realizar reclamación por diferencia de prestaciones sociales, y esa vez no sería la excepción. Solo indiqué: ¡No te preocupes!, ¡Ustedes perdieron más que yo!, ¡Ese dinero que me quitan, lo hacen porque la empresa realmente los necesita!.


Salir de esa empresa, fue la mejor decisión, jamás me arrepentiré de haberlo hecho, aunque no fue planeado, la oportunidad apareció y no la desaproveché.


Fui uno de los consultores que más facturaba en el servicio de nómina, solo esperaba un gracias, sin embargo tuve uno de los peores tratos de mi historia laboral.


Ponerse la camiseta vale la pena, comprometerte también porque al final siempre te dará el impulso para hacer las cosas cada día mejor. Te mantendrá feliz por lograr grandes resultados, pero haz esto por ti, por sentirte bien, realizado, no porque te lo exijan o por hacer sentir cómodos y seguros a los dueños de una organización.


En el ámbito laboral pueden pasar dos cosas:RENUNCIAS O TE DESPIDEN. Si renuncias, quizás te darán un mensaje de GRACIAS POR TODO, pero eso no está garantizado. Con el despido, son muchas las emociones que se mezclan en ese momento.


No creamos que somos indispensables, que somos intocables y que recibirán el respeto que todos nos merecemos, el entono laboral está integrado por personas de mucha ética y por otras que son muy inescrupolosas. Ten siempre presente que la forma en cómo te traten, del cómo manejen la situación, no es un reflejo de ti o de tus acciones, sino es el espejo de aquel ser, que esta llevando a cabo ese proceso de salida.


Todo proceso de egreso, debe ser manejado de la forma más positiva

posible, pues, esta experiencia deja huellas eternas, que no solo marcarán una referencia sobre la empresa sino sobre el mismo profesional del área de Recursos Humanos.


Gracias a esa empresa, a la forma en que me trataron, entendí y aprendí que yo no sería ellos, que no me convertiría en ese tipo de profesional, y que haría siempre todo lo posible en hacer de un proceso de egreso lo menos traumático para las partes.



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